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Ictus

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¿Qué es el ICTUS?

El ictus es una enfermedad en la que se produce daño del cerebro por una alteración en la circulación de la sangre, sea porque no recibe la sangre con el oxígeno que necesita (ictus isquémico o infarto cerebral) o bien porque sufre un sangrado por rotura de una arteria (ictus hemorrágico, “derrame”). Es un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera la función de una determinada zona del cerebro. En función de la parte del cerebro que se afecte y del tamaño, da unos síntomas u otros. Algo que define al ictus es que aparece “de golpe”, rápidamente. Si estos síntomas desaparecen en pocas horas es probable que se trate de un ictus transitorio, también llamado accidente isquémico transitorio (por sus siglas: AIT). Aun así, es un signo de alerta de que el ictus podría repetirse.


¿Es tan frecuente el ictus en la población?

En España, el ictus es la 1ª causa de muerte en la mujer y la 2ª en el hombre, la 2ª causa más frecuente de demencia y la 1ª de discapacidad en el adulto. Cada año se producen más de 120.000 casos en nuestro país.


¿Qué síntomas puede orientar a un ictus?

El ictus puede ser de mayor o menor tamaño. En función de la zona que dañe del cerebro puede dar unos síntomas u otros. Cada parte del cerebro se encarga de una o varias tareas. A veces un ictus puede no dar síntoma alguno porque no daña ninguna zona importante y otras veces puede dar muchos síntomas porque llega a afectar una zona estratégica.


El listado de síntomas que pueden aparecer es interminable. Entre los más frecuentes están la pérdida de conciencia, dificultad para hablar y/o entender, debilidad de un lado de cara o cuerpo, pérdida de sensibilidad de un lado de cara o cuerpo, problemas en la visión, incluso dificultad para coordinar los movimientos o inestabilidad al caminar. La característica principal del ictus es que cualquiera de estos síntomas se produce de manera brusca. A menudo cursa sin dolor de cabeza. En caso de que observe estos síntomas, debe comunicarse con el 112 y acudir rápidamente a los Servicios de Urgencias.


¿Por qué se produce? ¿Cuál es la causa del ictus?

Las posibles causas de un ictus son muy variadas, lo cual hace variar el tipo de pruebas, tratamiento y pronóstico. En el caso del ictus isquémico sucede porque algo obstruye el paso de sangre hacia una parte del cerebro. Dentro de las causas están las siguientes: placas de colesterol (ateromatosis) que estrechan la luz de una arteria (estenosis), la formación de un coágulo en el interior del corazón o en una placa que viaja hasta una arteria obstruyendo el paso de sangre (embolia), deterioro de los vasos sanguíneos más pequeños y profundos del cerebro debido a la hipertensión arterial o a la diabetes que producen infartos pequeños (lacunares), hinchazón (inflamación) de los vasos, rotura del interior de una arteria (disección), etc.

En el ictus hemorrágico un vaso sanguíneo se rompe y la sangre sale ocupando espacio dentro del cráneo. Causas: rotura de un vaso sanguíneo por aumento de la tensión arterial y/o debilidad de la pared del vaso, tumores que sangran, infartos que sangran, traumatismos craneales, medicamentos o enfermedades que dificultan que la sangre coagule con normalidad, etc. El estudio para conocer la causa del ictus debe realizarlo el Neurólogo/a mediante las pruebas que crea oportunas, pese a lo cual existe la posibilidad de que en algunas personas no se llegue a encontrar la causa (se denomina ictus criptogénico).


¿Quiénes tienen riesgo de sufrir un ictus?

Los ictus pueden ocurrir a cualquier edad, sin embargo, son más frecuentes a partir de los 65 años. Las personas con factores de riesgo vascular están más expuestas a sufrir uno, como son: hipertensión arterial, diabetes mellitus, colesterol y/o triglicéridos elevados, tabaquismo, obesidad, enfermedades del corazón como la fibrilación auricular, etc.


¿Cómo se diagnostica el ictus?

La evaluación del paciente con ictus debe ser realizada por un médico/a especializado en Neurología, es este quien realiza el diagnóstico mediante la historia y la exploración física. Las pruebas de imagen como TC (escáner) o Resonancia magnética (RM) permite observar la zona dañada, y a su vez también permite orientar la causa. Posteriormente, habrá que hacer pruebas encaminadas a averiguar cuál ha sido la causa del ictus de cara a iniciar un tratamiento adecuado y medidas de prevención que reduzcan el riesgo de que repita; entre ellas: análisis de sangre, electrocardiograma, doppler (ecografía) de arterias que nutren el cerebro, ecocardiograma (ecografía del corazón).


¿Cómo se trata el ictus?

En las primeras horas, desde el inicio de los síntomas en determinadas personas seleccionadas, se puede ofrecer un tratamiento que intenta reducir el daño inminente del cerebro y con esto mejorar el pronóstico, lo cual no está carente de riesgos. Cuanto más tiempo pasa, menos posibilidades de tratar el ictus, y más de presentar secuelas o de repetir un nuevo ictus. De ahí la importancia de que todo el mundo sea capaz de detectar un ictus y actuar rápido. Una vez ya afectada una parte del cerebro, esto es irreversible y no se regenera, queda como una “cicatriz”. Entre los tratamientos del ictus isquémico, disponemos de la fibrinolisis que busca disolver el coágulo que ocasiona la obstrucción de la arteria y la trombectomía mecánica que intenta extraer el trombo mediante un cateterismo, accediendo a través de las arterias. Posteriormente, el tratamiento debe ir orientado a prevenir un nuevo ictus siempre adaptado al paciente, intentando reducir en la medida de lo posible los factores de riesgo vascular descritos.


Y si quedan secuelas, ¿qué se puede hacer? ¿Se puede recuperar uno de un ictus?

El ictus es la primera causa de discapacidad en nuestro país. El ictus puede producir diferentes grados de discapacidad que necesiten rehabilitación. Con ello se busca la mayor autonomía física, mental y social posible. En función de los síntomas que quedan como secuelas, se ofrece un tipo u otro de rehabilitación.

  • La fisioterapia para promover la recuperación de la movilidad, fuerza y coordinación de diversas partes del cuerpo, así como la reeducación del caminar.
  • Tratamiento de la espasticidad (rigidez) y el dolor si hubiera.
  • Ortopedia para mejorar la autonomía física-funcional.
  • Logopedia y foniatría para tratar las secuelas en el lenguaje así como dificultades para tragar.
  • Estimulación “cognitiva” en el caso de afectar a las funciones mentales como la memoria entre otras.
  • La terapia psicológica puede beneficiar a personas que sufren alteración del estado anímico (ansiedad, irritabilidad, tristeza, miedo, inseguridad) así como para afrontar un cambio importante en la vida, aprendiendo a convivir con la discapacidad.
  • Terapia ocupacional para adaptar el entorno, su medio habitual. Resulta muy útil eliminar todas aquellas barreras arquitectónicas en el domicilio.
  • Trabajadores sociales para orientar en cuestión de ayudas sociales, tramitación de grado de discapacidad.
  • El acompañamiento familiar es de gran importancia, la soledad y el aislamiento puede tener terribles consecuencias.

 

La mejoría suele observarse en los primeros meses tras un ictus, y para ello es fundamental el esfuerzo, la constancia y la paciente.
El ictus puede producir alteraciones importantes en la movilidad, la sensibilidad, el habla y la visión. La pérdida de estas funciones es la discapacidad y supone un cambio en la vida del paciente y su familia. Es importante remarcar que se debe aprender a convivir con esto. Más allá de curarse, hace falta encontrar la manera de superar las discapacidades.


¿Se puede conducir después de sufrir un ictus?

El ictus puede afectar a la capacidad de conducción segura. La posibilidad de conducir se podrá plantear según su nivel de discapacidad. Si quisiera volver a conducir, deberá obligatoriamente pasar de nuevo por un Centro de reconocimiento médico con los informes oportunos. Ellos decidirán si puede o no conducir y en qué condiciones. De no hacerlo, pudiera haber consecuencias legales.


¿Cómo se puede prevenir otro ictus?

Una vez conociendo la causa del ictus, el objetivo del tratamiento será reducir el riesgo de que repita en la medida de lo posible, sabiendo que el riesgo siempre estará ahí, nunca será nulo. En función de la causa, el tratamiento será más o menos diferente. Entre las medidas más habituales a tomar, destacan: hacer seguimiento con los especialistas indicados, cumplir con las recomendaciones de éstos, infórmese sobre su enfermedad, abandonar el consumo de drogas como el tabaco y el alcohol, regular enfermedades crónicas
como la hipertensión arterial y diabetes, tomar la medicación propuesta, evitar el sobrepeso y la obesidad, seguir una dieta equilibrada y variada adecuada a cada persona, hacer con frecuencia ejercicios físicos adaptados, cambiar por un estilo de vida saludable, reducir el estrés, higiene de sueño para un buen descanso nocturno.


WEB DE INTERÉS

Si tiene alguna pregunta, mejor hágasela a su médico/a. Aun así, aquí tiene una serie de páginas web que le podría resultar de utilidad.

 

Federación de ictus: https://ictusfederacion.es/#

Ponle freno al ictus: www.frenoalictus.org/

Guía para pacientes y familiares: www.amn-web.com/wp-content/uploads/2018/03/Guia-del-ictus-para-pacientes-yfamiliares.
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